#12M12R, #TanitDribs

La No-Vida tras el volante

El sol está por perderse en el horizonte y yo, pacientemente, espero su derrota ante la oscuridad. He perdido la cuenta de las tardes en que aguardaba con ansias este momento. Demasiados largos días he vivido ya. Solía pasar las horas con luz en mi solitaria morada, consumiendo todo tipo de programas absurdos para matar el tiempo. Ocasionalmente usaba las noches para alimentarme, vagar sin rumbo por la ciudad y poco más. Quien te diga que nuestra especie vive entre luces neón, música estridente, sexo y drogas te ha mentido descaradamente. Sí, son el grupo más notorio entre los nuestros, pero la mayoría mantenemos vidas tan aburridas y monótonas como las de cualquier mortal. Después de todo, las cuentas no se pagan desmembrando a cuanto servidor público se cruce por tu camino. Y uno se vuelve tan dependiente del Internet como para dejarlo ir.

El punto es: llevaba décadas aislado del exterior y necesitaba un poco de emoción en mi vida. No la emoción de la fiesta, y mucho menos la de ser participe en las incursiones de los míos en el bajo mundo sobrenatural. Quería algo más mundano, que me permitiera conectar con otros como no lo había hecho en vida o en vida. Bendito Internet que me dio la idea. Solo tuve que hacer uso de una de esas apps que usan los humanos modernos  para transportar a desconocidos en sus coches. Tras usar mi bloqueador solar con FPS a turbo potencia, un abrigo para nada acorde al verano y una sombrilla a juego para la ocasión, me registré con mis datos constantemente falsificados (uno tiene que irse inventando descendencia conforme envejece). Afortunadamente, las cámaras del ahora están tan acostumbradas a capturar a puro sin alma que la falta de la mía no fue un problema. Y desde entonces espero paciente (o impacientemente, ya no sé) a que el sol de paso a la noche y así poder vagar, ahora sí con rumbo, por la ciudad.

No te negaré que al principio fue complicado. Los humanos son increíblemente estúpidos. No son capaces de dar su dirección de forma correcta, y mucho menos especificar su destino. Son impacientes, son ruidosos y son desesperados. En mis tiempos la cordialidad estaba por delante y las puñaladas por la espalda. Y a pesar de todo, me encontraba terriblemente fascinado a la espera de uno nuevo. Era una cacería distinta. Llegar al punto de origen e imaginar toda una vida ajena mirando tras la ventana del coche.

Me gustaba crearles historias a esos desconocidos. Maribel era una bibliotecaria santurrona dejada por el marido. Diego, el que engañaba a su novia con su mejor amigo. Cristina, la que traficaba sustancias ilegales en la cocina de su fondista. Cristobal, quién en secreto deseaba ser Cristina. En fin, cientos de vidas que creaba a partir de perfiles vacíos a través de la pantalla y seres con mascaras al subir al coche.

Llegaba, bajaba el vidrio y observa. Uno después de otro, siempre la misma historia:

“Buenas noches, ¿cómo te va? Noche pesada eh. Oye, te ves algo pálido, deberías dormir. ¿No es pesado andar manejando de noche? El clima está bien horrible. ¿Cuánto ganas? Fíjate que yo siempre he querido andar en esto, pero no sé. ¿Ya no los agarra tránsito? Siempre he tenido la fantasía de chupársela a uno mientras manejan. ¿Qué música te gusta? ¿No te aburres?”

Y aunque la letanía de preguntas y proposiciones fuera contante noche a noche, la no-vida se volvía más fácil de llevar así. Un viaje a la vez.

“Este relato participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2021 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash

Nota del autor:

Este relato está vagamente inspirado en mis días como Uber Driver, como podrán darse cuenta en el parrafo de la letanía de preguntas y comentarios. La gran diferencia es que, en lugar de ponerme a mí como protagonista de la historia, decidí relatar la noche a noche de un aburrido y solitario vampiro mexicano con algo así como 300 años.

Deja un comentario